sábado, 31 de enero de 2009

Resumen tema 14

El Renacimiento y el Humanismo surgen en el siglo XIV y, ambos, se extienden por Europa en los siglos XV y XVI.

El Renacimiento significó una transformación cultural e ideológica que se centró en el desarrollo de las facultades y posibilidades del ser humano. Impulsó la filosofía, la enseñanza y las letras de la Antigüedad clásico grecolatina.

El Humanismo fue una corriente de pensamiento basada en los estudios humanísticos que imponían el aprendizaje del latín clásico (lectura de las obras de la Antigüedad), lo que dio resultado a la imitación de autores antiguos. Influyeron en el desarrollo de la vida política y económica de las ciudades, y disfrutaron de los privilegios que les proporcionaban los nobles.

En este mismo siglo XVI surge la Reforma desempeñada por Martín Lutero (1517), expuso 95 tesis que cuestionaba la Iglesia y las indulgencias papales.

Por todo esto, la Iglesia, organizó la Contrarreforma y convocó el Concilio de Trento (1545), que fijó el Catolicismo y las medidas de renovación.

Por otra parte, se basaban en creencias que confundían lo religioso y lo mágico, estaban obsesionados por la pureza de sangre, por el sentimiento de la honra o apreciación pública de los méritos de una persona (la honra de los hombres de una familia dependía de la conducta de las mujeres).

En cuanto a la lírica renacentista, encontramos como temas principales el amor, la mitología y la naturaleza. Como motivos observamos, la amistad, el elogio cortesano (“hacer la pelota” a los nobles) y el conocimiento de sí mismo, la instrospección. Respecto a los tópicos, se utilizaban, sobre todo, el “locus amoenus” (lugar ameno), el “carpe diem” (goza el día, aprovecha el momento) y el “beatus ille” (feliz aquel, se utiliza en poesía religiosa).

Por otro lado, hubo una serie de innovaciones en los aspectos formales: dos rítmicas: endecasílabo y encabalgamiento. Innovaron los tercetos encadenados (series encadenadas de 3 versos endecasílabos), la lira (estrofa de 5 versos que se usa, sobre todo, en poesía religiosa con el siguiente esquema: 7a 11B 7a 7b 11B…), la octava real (octava rima), la estancia (se usa en la canción petrarquista o italiana), el soneto (poema de 14 versos, dividido en 4 estrofas: dos cuartetos y dos tercetos, por lo que el esquema sería: ABBA ABBA CDC DCD, siempre endecasílabo), y la estrofa sáfica (3 versos endecasílabos y un pentasílabo). También se observa un cambio en el estilo: sencillo, con naturalidad expresiva y adjetivación (epítetos) y en el empleo de recursos expresivos: metáfora e hipérbatos.

En la poesía renacentista se aprecian dos etapas (S.XVI): La primera etapa se desarrolla en la primera mitad del siglo y la segunda, en la segunda mitad. Se ven unas grandes diferencias, como, por ejemplo, en la primera etapa predominaba la lírica cancioneril y la renovación poética producida por la irrupción del petrarquismo y la influencia clásica, en cambio, en la segunda etapa, predominaba la poesía religiosa o espiritual. Finalmente, como es lógico, los autores también son diferentes, ya que en la poesía lírica sobresale Garcilaso de la Vega y en la religiosa sobresalen fray Luis de León y san Juan de la Cruz.

Aún así, existen varias similitudes. Los más importantes son que ambas tienen innovaciones de la lírica renacentista y tienen una influencia clásica.

Garcilaso de la Vega (1501-1536) produce la revolución de la lírica renacentista en España. Su obra poética consta de 40 sonetos, 3 églogas, 5 cancioneros, 2 elegías y una epístola, además de 8 poemas cancioneriles. Sus temas en ellas son los mismos que en la lírica renacentista (el amor, la mitología y la naturaleza). Encontramos motivos como el dolor, la amistad, la tristeza…, y los tópicos de “locus amoenus”…

Su obra empieza con el cancionero y después con la lírica petrarquista, que ocupa la mayor parte de su obra (la oda, las elegías, la epístola y las églogas). De todas ellas, destacamos las églogas (composiciones en las que dos pastores se quejan por el amor en un entorno idealizado, o un pastor se va a un lugar ameno y se queja por que su amada no le hace caso).

En la égloga I se observa un diálogo entre dos pastores (Salicio y Nemoroso) se quejan por el rechazo y la muerte de la amada. La égloga II está escrita en tercetos encadenados y contiene 2 partes: la primera se centra en el dolor y la locura de un amor no correspondido. La segunda contiene el elogio de las hazañas de la casa de Alba. Finalmente, la égloga III contiene las historias que “tejen” en los telares 4 ninfas a las orillas del Tajo: 3 son relatos mitológicos y la cuarta se refiere a la muerte de Elisa.

El estilo de Garcilaso es el mismo que el del Renacimiento.


Fray Luis de León (152?-1591) es un poeta de la segunda etapa. Su obra poética contiene 23 poesías originales, imitaciones y traducciones de poetas latinos. La mayoría de sus obras son liras y con gran influencia de Horacio y Virgilio (S.I a.C).

En su estilo se destaca el uso de metáforas, las repeticiones, las anáforas, los cultismos latinos, los hipérbatos y polisíndeton y asíndeton. Utiliza tópicos como el “vivere secum”, “beatus ille” y “locus amoenus”.

Otras obras muy destacadas son las odas, que tienen como temas, el deseo de la paz interior y de comunicación con Dios, y la vida tortuosa. Los tópicos son los mismos que en las liras. La más conocida de éstas es “Oda a la vida retirada”.

De su obra en prosa destacamos la “Exposición del Cantar de los cantares”, “Exposición del libro de Job” y “ De los hombres de Cristo”(1583).


San Juan de la Cruz (1542-1591) es otro poeta de la segunda etapa, del que se destaca su obra poética como un hito en la literatura occidental con el tema del amor. Se destacan 3 influencias: literatura clásica, literatura petrarquista y literatura italiana. Su obra poética constituye algunas poesías de arte menor, pero, sobre todo, 3 poemas mayores: “Llama de amor viva”, “Noche oscura del alma” y “Cántico espiritual”. Esos 3 junto con “Subida del monte Carmelo” son los más importantes, ya que son los 4 tratados místicos, destacados en su obra en prosa.

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